De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
De la serie grandes personajes:
Nacimiento | La edad oscura de los 60 |
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Muerte | No lo quiera Dios |
Ocupación | Alquimia, música |
Nacionalidad | valenciana |
Malo o bueno | ¡Bueno, coño! |
Atentados contra la humanidad | La Tía Enriqueta |
Religión | Chulería |
Notas | Nunca una gorra significó tanto |
Chimo Bayo es el dios absoluto de la música tecno en Espiña.
Corría el final de los 80. El gobierno sociata se lo llevaba crudo, Ronald McReagan salía de la casa blanca, Guns N' Roses eran Dios, y ya apenas quedaban secuelas de Kárate Kid (aunque todavía quedaran unas cuantas de su copia italiana Karate Kimura). En las discotecas valencianas, ante la inestabilidad mundial, los niñatos consumían pastis en cantidades industriales. Pero una figura solitaria estaba dispuesta a luchar contra tanta corruptela. Era Chimo Bayo, gran héroe de las generaciones futuras.
Alzado delante de la mesa de pinchar vinilos, y armado sólo con una armadura espacial y una gorra de bakala, Chimo se enfrentó a todos ellos. Y triunfó. Ésta es su historia.
Chimo se dedicó a recorrer las discotecas valencianas avisando a la juventud de los peligros de la droga. Para hacer ver lo peligrosas que eran, se disfrazaba de pastillero y cantaba canciones ridículas y ripiescas. Nadie que viera el lamentable espectáculo podía quedarse insensible ni volver a endrogarse; ni mucho menos ponerse una chapa del maldito smiley que tanto mal había hecho. Poco después vio que aquello era bueno; la Ruta del Bakalao empezaba a desinflarse. Valencia se alejaba poco a poco de las temibles drogas de diseño.
Mientras tanto, la gente del resto de Quimicefa. Chimo, una vez más, se lanzó al ruedo de las discotecas. Y triunfó en todas las plazas, en una ruta más triunfal que las de Moro Muza juntos. Tras todos sus esfuerzos y sacrificios, el éxito en las listas de ventas no tardó en llegar. La gente compraba sus discos a mansalva, creando conciencia social. Y su objetivo final, cero porros, se grabó en la mente de la juventud.
Su gran éxito llegó con "Así me gusta a mí". En ella, un joven drogadizo se lanza al consumo de estupefacientes de forma selecta (Ésta sí, ésta no, ésta me gusta, me la como yo); pero pese a todo, termina perturbado. El mensaje social es desgarrador: da igual la procedencia de la droga, siempre se termina mal. Es parecido al mensaje de M.A., pero mucho más marchoso.
Poco después llegaba Bombas, el super-éxito estelar más triunfador de todos los megahits. Recordemos la letra:
Bombas, bombas, qué pasa... Qué pasa... Qué pasa...
El mensaje es, de nuevo, escalofriante. El propio Chimo, entrevistado por Viruete, lo explica así.
La mezcla de conciencia social y chulería no ha sido nunca superada en este país. De hecho, el propio Chimo se vio abrumado por su éxito y en breve dejaría las pistas de baile. Sólo La tía Enriqueta volvió a hacernos recordar los peligros de la droga, como muestra este extracto de la letra:
Vente y vente de bareta con la Tía Enriqueta que va per Favareta montada en bicicleta y lleva camiseta sieeeempre...
Este auténtico canto de cisne nos recuerda que Chimo consiguió su objetivo, y al mismo tiempo terminó con su propia carrera.
Chimo ha desarrollado su propio dialecto del valenciano más colocado. Mostramos a continuación un ejemplo de habla recogida directamente del creador.
«
Sacatan sacatun tan tan pan que tepetepe uh ah tepetu que tunn que summun, sacatun tan tan tan que tu que tan que Suummun pen que Tunn que sumena tu que tum pan que canun que jessum pan que tepetetepete summun, sacatun tan tan tan que summun tan tu que tun pan to que tun que tum tun pan to que tun.
Chiquitán que tan, que tintan que tan; chiquitán que tan, en Chiquitistán; chiquitán quitán quitán que tan que tan que tintan que tan; chiquitán que tan que trantran que tran.
Sacatun tan tan que summun tan tu que pan tan tu que tan que summun, tu que pan tu que tepetepetan tu que pan quetepe atepan sumupen que tan pun tan tu en que tunn que summun, sacatun tan tan tan que summun tan tu tepetetepete tun pan to que tun que tum tun pan to que tun, sacatun tan tan tan que summun tan tu que pan tan tu que tun pan to que tun que tum tun pan to que tun.
Chiquitan que tan que tan, que tintan que tan; chiquitán que tan, que tantan, que tan. Chiquitan que tan que tumban, que van; chiquitan que tan que tumban, que van.
Sacatun tan tan tan que summun tan tu que pan tan tu que tan que summun, tan tu que tan que summun tu quetan que summun, tu que pan tu que tepetepetan tu que pan que tun pan to que tun que tum tun pan to que tun, que tunn que summun que tan que summun que tunn.
»
~ Chimo Bayo durante una actuación
A Chimo la madurez no le llegó por sorpresa. Estaba preparado para ella: deporte (Esto Se Mueve), una alimentación sana (esta me gusta, me la como yo) y sobre todo nada de drogas (cero porros) fueron su modo de vida durante todos esos años de éxitos. De forma que cuando pasó la juventud, Chimo seguía fuerte y dispuesto para invertir sus ingentes ganancias.
Por suerte, todo el mundo se había vuelto sano y no necesitaba un ataque tan frontal como el de los noventa. Nuestro héroe no se amilanó y se dedicó a otros negocios, como la bisutería o el marxismo dialéctico. De vez en cuando vuelve a los escenarios para recordar su etapa de gloria, y para que no nos relajemos y sigamos consumiendo productos láijt.
De tanto madurar, Chimo se ha convertido en un tomate maduro. Hoy día, convertido en tomate, Chimo Bayo sobrevive como personaje de La Hora Chanante (¡chanante!). Si algún día tienes una rave, puede que quiera ayudarte. Mientras tanto, recuerda: ¡cero porros!
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